Llegó el Fin de semana santo y con él cientos de imágenes que vuelven a indignarnos. El número de contagiadxs por COVID-19 aumenta todos lo días alrededor de 400 personas. Mientras, el gobierno toma medidas que parecen cada vez más absurdas y lejanas a la realidad, como dividir algunas comunas de Santiago por la mitad, para someterlas o levantarlas de la cuarentena total. Una de las últimas medidas que ha causado la indignación de la población, es el uso obligatorio de mascarillas en el transporte público, a sabiendas de que estos insumos han tenido un alza indiscriminada en su precio y/o se encuentran agotados hace semanas.
“El hilo siempre se corta por lo más delgado”, dicen algunxs y parece que en Chile no existiera otra manera de hacer las cosas. Mientras la policía multa a lxs pobres que se ven forzadxs a ir a trabajar y los grandes medios de comunicación hacen un festín al aire, lxs ricxs evaden impunemente los cordones sanitarios en sus helicópteros, para llegar a como dé lugar a sus casas de vacaciones. Porque no les importa el número de contagios, tienen claro que si el sistema de salud colapsa, no serán ellxs quienes paguen los costos. Y nuevamente queda claro que la clase inevitablemente nos divide y que lo único que puede mantenernos en pie es la solidaridad entre oprimidxs.