A pesar del miedo a la deportación que vivimos muchxs migrantes y el riesgo a ser discriminadxs por nuestras identidades étnico raciales y de género, marchamos, nos organizamos, participamos de la discusión abierta en este Chile despierto y no debemos excusarnos por ello. Dar explicaciones es mantener el discurso por medio del cual se nos infantiliza y feminiza, aquel discurso que nos pone en lugar de lxs sin voz y repliega nuestros problemas a la sombra de lo doméstico entendido como apolítico.
No somos extranjerxs, somos migrantes, participamos de la historia política y social del territorio. Nuestras historias son historias políticas, por ello nuestro derecho a la protesta radica en el mismo fundamento de cualquier ciudadanx que haya nacido en este país.
Las voces migrantes de la Asamblea autoconvocada del Barrio Yungay somos parte de ese grito que dice ¡Basta de abusos! y exigimos ya justicia por las violaciones, torturas, mutilaciones y asesinatos que hoy se han vuelto moneda corriente. ¡Juicio a lxs responsables políticos!